HISTORIA
DE REPRESORES
Claudicar
ante proposiciones vergonzosas, es la última
desgracia que puede caberle a un pueblo que tiene
sentimientos de honor.
José de San Martín
En
este listado intentamos representar aquellos que tuvieron
los mandos de la Capital Federal, las áreas
y muchos que están en el extenso archivo de
los imputados por la represión ilegal y que
se acogieron, en su momento, a las leyes de Punto
Final y Obediencia Debida, luego el indulto presidencial.
La
ley de Punto Final es la 23.492, sancionada el 23
de diciembre de 1986, por el gobierno de Raúl
Ricardo Alfonsín, fue al año del histórico
juicio a los jefes militares de las tres primeras
juntas de gobierno dictatoriales, donde Jorge Rafael
Videla y Emilio Massera fueron condenados a prisión
y reclusión perpetua.
Por tal motivo, la ley establecía un plazo
de 30 días para receptar las acusaciones contra
militares en la justicia, por la violación
de los Derechos Humanos.
En el punto primero sostiene: Se extinguirá
la acción penal contra toda persona que hubiere
cometido delitos vinculados a la instauración
de formas violentas de acción política
hasta el 10 de diciembre de 1983.
Luego
de Semana Santa y el levantamiento de oficiales de
Campo de Mayo, en abril de 1987, aparece la obediencia
debida. En dicha Ley de Obediencia Debida: ley Nº
23.521 dice que existía un gran malestar militar
debido a que antes que terminaran los plazos fijados
por la Ley de Punto Final. Lo cierto es que la justicia
dicta procesamiento a unos 500 militares que estaban
implicados en la violación de los derechos
humanos. Esta realidad de los procesados desencadena
la rebelión ¨carapintada¨. Ante esta
presión el gobierno de Raúl Alfonsín
promovió la ley de Obediencia Debida que absolvía
a los militares de rango intermedio y menor, así
dio lugar al desprocesamiento de la mayoría
de oficiales y suboficiales involucrados en la represión
porque se consideró que habían obrado
bajo subordinación a la autoridad superior,
entre estos beneficiados, por dicha ley, estaban Antonio
Domingo Bussi y el destituido capitán Alfredo
Astiz.
La
ley 23.521 fue promulgada el 4 de junio de 1987, en
tiempo récord y su contenido sostenía
a grandes rasgos que: Se presume que quienes a la
fecha de comisión del hecho revistaban como
oficiales jefes, oficiales subalternos, suboficiales
y personal de tropa de las fuerzas armadas, de seguridad,
policiales y penitenciarias, no merecen castigo por
haber obrado en virtud de obediencia debida.
Igualmente,
esto será aplicado a los oficiales superiores
que no hubieran revistado como comandantes en jefe,
jefe de zona, subzona, jefe de fuerza de seguridad,
policial o penitenciaria, si acaso esto no se resolviera
judicialmente, antes de los 30 días de promulgada
la ley; y que tuvieron capacidad decisoria o participación
en la elaboración de las órdenes. Esto
dejaba como consideración de pleno derecho
que tales personas mencionadas obraron bajo subordinación
a la autoridad superior y en cumplimiento de órdenes,
sin facultad o posibilidad de inspección, oposición
o resistencia a ellas en cuanto a su oportunidad y
legitimidad.
Estas
dos leyes y los indultos posteriores dejaron la impunidad
instalada, todo fue posible luego de esta larga noche
represiva, en definitiva el Estado represivo se consolidó
y posteriormente, y en la actualidad, toda la protesta
social es perseguida. Las profundas presiones para
evitar que esta larga lista de aproximadamente 2.000
represores vistos en los campos clandestinos y, apuntados
en muchos de los tristes testimonios brindados, una
y otra vez, quedaran en la calle mientras los desaparecidos
serán buscados, interminablemente, por sus
seres queridos en primer lugar, y por una sociedad
que tiene responsabilidad ante lo que pasó,
exigiendo que se dilucide, definitivamente, aquel
proceso histórico.
RESPONSABLES
DEL TERRORISMO DE ESTADO
JOSÉ MONTES
El
General de División José Montes fue
desde septiembre de 1975 hasta diciembre de 1976,
Jefe de Logística del Estado Mayor General
del Ejército, por lo que participó en
las decisiones que tomaba el Comando en Jefe de dicha
arma.
Posteriormente,
desde enero a noviembre de 1976, fue Subcomandante
del I Cuerpo y, como tal, Jefe de la Subzona Capital
Federal. Por otra parte, también fue, durante
1979, Comandante de Institutos Militares y, por ende,
Jefe de la Zona 4, cuya jurisdicción comprendía
diversos partidos del norte de la provincia de Buenos
Aires, que abarcaba los partidos bonaerenses de Zárate,
Campana, Exaltación de la Cruz, Escobar, Pilar,
Tigre, General Sarmiento, San Fernando, San Isidro,
Vicente López, General San Martín y
Tres de Febrero. Por desempeñarse en este cargo
tuvo bajo su directa responsabilidad el C.C.D. que
funcionó en Campo de Mayo, como así
también el control del accionar represivo ilegal
en los mencionados partidos.
Relacionado
con el CCD Arsenal de Tucumán "Miguel
de Azcuénaga", Legajo de CONADEP 6667.
Cumplía
prisión preventiva y estaba procesado por la
Cámara Federal de Capital en la causa del I
Cuerpo. Indultado por Carlos Menem en 1989.
Desprocesado por la Corte Suprema de Justicia.
JORGE
OLIVERA ROVERE
General
de Brigada, Jorge Olivera Rovere, hasta febrero de
1976 fue el Jefe de la Subzona 51. Impune por la ley
de "Punto final.
Desde
febrero a diciembre de 1976, fue el Subcomandante
del I Cuerpo y, como tal, Jefe de la Subzona 1/CF,
cuya jurisdicción comprendía toda la
Capital Federal. Por lo que tuvo bajo su control el
funcionamiento de los siguientes CCD: "Club Atlético",
"Garaje Azopardo", "Olimpo", "Orletti",
y los que funcionaron en el Batallón Logístico
10, la Superintendencia de Seguridad Federal y la
ESMA.
También fue responsable de los secuestros seguidos
de desaparición, homicidios, torturas y demás
delitos que se cometieron en la jurisdicción
bajo su control.
Durante
1977 se desempeñó como Secretario General
del Ejército, por lo que participó en
las decisiones que esta Fuerza tomó respecto
del accionar represivo.
Fue procesado por la Cámara Federal de Capital
en la causa del I Cuerpo. Indultado por Carlos Menem
en 1989.
ANDRÉS
ANÍBAL FERRERO
General
de Brigada, Andrés Aníbal Ferrero, desde
diciembre de 1977 hasta enero de 1979, fue Subcomandante
del I Cuerpo y, como tal, responsable de los C.C.D.
"Monte Pelone", "Grupo de Artillería
de Defensa Aérea 101", "Batallón
Logístico 10" y "El Casco" o
"Arana 2".
Por
desempeñarse como Subcomandante del I Cuerpo
fue, también, Jefe de la Subzona 1/CF, de la
que dependía toda la Capital Federal, por lo
tanto, fue responsable de los secuestros y homicidios
cometidos en dicha jurisdicción, como así
también de los C.C.D. "Batallón
Logístico 10", "Club Atlético",
"Garage Azopardo", "Olimpo", "Automotores
Orletti", "Superintendencia de Seguridad
Federal" y la "ESMA". Por lo que es
responsable de todos los delitos cometidos, durante
el Terrorismo de Estado, en la mencionada jurisdicción.
Estaba
procesado por los delitos cometidos como Jefe de la
Subzona 21, desde febrero de 1976 hasta noviembre
de 1977 y, como tal, responsable de los C.C.D. que
allí funcionaban. Fue desprocesado por un fallo
de la Corte Suprema de Justicia en aplicación
de la Ley de Punto Final.
Cabe
aclarar que también actuó en el II Cuerpo,
del que fue Subcomandante, desde febrero de 1976 hasta
noviembre de 1977 y, como tal, Jefe de la Subzona
de Seguridad 21, cuya cabecera estaba en la Ciudad
de Rosario, provincia de Santa Fe. Cumplía
prisión preventiva y estaba procesado por la
Cámara Federal de Capital en la causa del I
Cuerpo.
Impune por la ley de "Punto Final.
Desprocesado por la Corte Suprema de Justicia.
Fue indultado por Carlos Menem.
ALBANO
EDUARDO HARGUINDEGUY
General
de División Albano Eduardo Harguindeguy fue
ministro del Interior entre marzo de 1976 y marzo
de 1981, como tal, fue responsable mediato sobre los
C.C.D. que funcionaron en las delegaciones de la Policía
Federal en el interior del país, entre ellas
las de Azul, Neuquén, San Luis, Posadas y Corrientes;
también sobre los C.C.D. "Garage Azopardo",
"Superintendencia de Seguridad Federal",
"Club Atlético" y "Olimpo".
Diariamente
recibía un parte sobre los operativos y secuestros
realizados. Estaba imputado en la causa de la Zona
de Seguridad 4, por una privación ilegal de
la libertad. En libertad por la Ley de Obediencia
Debida.
HUMBERTO
JOSÉ LOBAYZA
Coronel
Humberto José Lobaiza o Lobayza (2), fue jefe
del Área 1/CF/II, cuya jurisdicción
comprendía las siguientes comisarías
de la Capital Federal:
9
Sarmiento 3673
11 Avenida Díaz Vélez 5152
15 Suipacha 1156
17 Avenida Las Heras 1861
19 Charcas 2844
21 Julián Álvarez 2373
23 Avenida Santa Fe 4000
25 Scalabrini Ortiz 1350 en ese momento Canning
27 Camargo 845 barrio de Villa Crespo.
Se desempeñó en esta función
durante los años 1976 y 1977.
Desde enero de 1978 fue el Subjefe de la Subzona 53,
cuya cabecera estaba ubicada en la localidad de Comodoro
Rivadavia, Chubut, por lo que tuvo participación
decisoria en el accionar delictivo del personal civil,
militar y de seguridad.
Impune
por la ley de "Punto final.
CARLOS
GUILLERMO SUÁREZ MASON
General
de División Carlos Guillermo Suárez
Mason fue Comandante del I Cuerpo de Ejército,
desde enero de 1976 hasta enero de 1979. Por ocupar
este cargo fue el Jefe de la Zona 1, que comprendía
la Provincia de La Pampa, la Capital Federal y la
mayor parte de la Provincia de Buenos Aires.
De
enero a diciembre de 1979 fue Jefe del Estado Mayor
General del Ejército. Cumplía prisión
preventiva por la causa del I Cuerpo, formada por
más de 300 causas, estaba acusado en 170. A
principios de 1984 declaró en la causa en la
que se investigaba la desaparición de Alfredo
Giorgi, días después el Juez Luís
Ángel Córdova ordenó su detención,
la que no pudo concretarse porque Suárez Mason
se fugó. En abril de 1984, le dieron la baja
del Ejército. El 22 de octubre de 1985, el
Poder Ejecutivo decretó el Estado de Sitio
y ordenó su detención, junto a otros
oficiales y civiles acusados de realizar una campaña
terrorista. En enero de 1987 fue detenido en los Estados
Unidos y luego extraditado. Testimonios de sobrevivientes
de los CCD indican que Suárez Mason supervisaba
personalmente lo que allí ocurría: fue
visto en la ESMA, el "Banco" y el "Vesubio".
Indultado por Carlos Menem en 1990.
Alias
Sam e imputado como responsable en CCD Campo de Mayo,
El Campito o Los Tordos, en la provincia de Buenos
Aires, Legajo de CONADEP 7077.
Imputado como responsable en CCD Regimiento 1 de Patricios,
en el barrio de Palermo, Legajo de CONADEP 7077.
Imputado
como visto en CCD Cárcel U-9 La Plata, provincia
de Buenos Aires, Legajo de CONADEP 6769.
Relacionado
con CCD División Cuatrerismo Policía
provincia de Buenos Aires, en El Banco, Buenos Aires,
Legajo de CONADEP 2529/4124/4151.
Relacionado con CCD Olimpo, Legajo de CONADEP 2529/4124/4151.
Alias Pajarito, imputado como visto en CCD Penal de
Villa Las Rosas, Salta, Legajo de CONADEP 3524.
Imputado como jefe de centro clandestino en CCD Regimiento
1 de Patricios, Palermo, Legajo de CONADEP 3948.
Imputado
como visto en CCD Vesubio, Camino de Cintura La Matanza,
provincia de Buenos Aires, Legajos de CONADEP 3948,
3382 y 7170.
RODOLFO
ENRIQUE LUÍS WHENER
Coronel
Rodolfo Whener fue Jefe del Área 1/CF/III,
que comprendía las jurisdicciones de las Comisarías
de la Capital Federal
29
Loyola 1441
31 Cabildo 232
33 Amenábar 933
37 Juramento 4367
39 Olazábal 5437
51 Aparece esta comisaría pero puede ser la
41, había 50 seccionales en esa época.
Impune por la ley de Punto final.
ANTES
DE INGRESAR A LOS C.C.D.
Este
fue el lugar final, en casi todos los casos de aquellos
que fueron levantados durante la noche y de sus domicilios
ante testigos: 62 por ciento. Detenidos en la vía
pública: 24,6 por ciento. Detenidos en sus
lugares de trabajo: 7 por ciento. Detenidos en lugares
de estudio: 6 por ciento. Aquellos que fueron vistos
en dependencias militares, penales, policiales, de
gendarmería y que revestían en condiciones
legales en esos establecimientos, sólo el 0,4
por ciento.
El
62 por ciento son los secuestros llevados adelante
por la denominada ¨patota¨ el Grupo de Tareas
que ingresaba a los domicilios, utilizando la noche
y el anonimato. Esta incursión intempestiva
fue el comienzo del drama que envolvió a la
víctima o víctimas y sus familias, sobre
todo en días cercanos a los fines de semana
evitando la acción de familiares. A esto hay
que agregar que 18.000 habeas corpus solicitados no
tuvieron su curso. Los integrantes de los grupos de
tareas llegaron, en varios casos, a ser más
de 50 personas.
Previo a la irrupción de las patotas había
un apagón o corte de energía, estaban
provistos por un arsenal desproporcionado con referencia
a quienes iban a ¨levantar¨, y cumplía,
lógicamente, el rol de amedrentar.
En
cuanto a los coches que se empleaban, eran de varios
tipos y marcas, sin patente y se contaba con el apoyo
de fuerzas regulares, podían estar con uniformes
del arma, se utilizaban helicópteros que sobrevolaban
sobre los domicilios de las víctimas. El área
ya era zona liberada.
Muchos
de estos secuestros se hacían con un montaje
de intimidación grande, hacia los familiares,
las víctimas y el vecindario, con megáfonos,
reflectores y otros que ameritaban para aterrizar
sobre la zona de influencia y lograr la paralización.
Los
integrantes de las denominadas patotas podían
ir cubiertas con pasamontañas, pulloveres u
otros, sobre todo en aquellos lugares que podían
ser identificados, en el caso de la Capital Federal
hicieron sus operativos a cara descubierta, garantizado
por los millones de rostros de la ciudad.
¨Tenemos
zona liberada¨, esta era la frase que circulaba
entre las fuerzas represivas cuando incursionaban
para el secuestro de una o varias personas, se pedía
luz verde y las comisarías cercanas o bien
el Comando Radioeléctrico contestaban, ante
la requisitoria de algún vecino o encargado,
que había zona verde, zona liberada.
En
el caso de los niños secuestrados, apropiados,
o bien que presenciaron los secuestros de sus padres
hay varias realidades para, simplemente, marcar como
procedió la represión, según
consta en el Informe de la Conadep.
1) Niños dejados en la casa de algún
vecino para que éste se hiciera cargo, hasta
tanto llegara algún familiar de la víctima.
2)
Niños derivados a Institutos de Menores, que
los entregaban a familiares o los cedían en
adopción.
3) Secuestro de los niños para su posterior
adopción por algún represor.
4) Entrega directa del niño a familiares de
la víctima, lo que en muchos casos se hizo
con el mismo vehículo que transportaba a la
madre.
5) Dejarlo librado a su suerte, en el domicilio donde
aprehendían ilegalmente a los padres ó
bien eran trasladarlos al mismo Centro Clandestino
de Detención, donde presenciaban las torturas
a que eran sometidos sus padres, o eran ellos mismos
torturados en presencia de éstos. Muchos de
estos niños hoy figuran como desaparecidos.
En
muchas ocasiones los buscados no eran encontrados
en los domicilios, por tal motivo la patota ocupaba
el lugar y esperaban, a veces por días, se
relevaban hasta que aparecía la víctima.
Aquellos que caían en la casa, circunstancialmente,
eran retenidos como rehenes o bien podían ser
secuestrados también.
Otro
de los aspectos que se conocen a partir de las declaraciones
de quienes sobrevivieron al horror, es el denominado
botín de guerra: son los robos que se hacían
en los domicilios de los secuestrados y que se llevaban
las fuerzas que intervenían. Luego había
otro grupo operativo que se hacía cargo de
los bienes robados y que mostró una división
de ¨trabajo¨ de los grupos de tareas. Muchos
de estos robos se confirmaron cuando en distintos
relatos se encuentran, no sólo, sin sus enseres
personales, de todo tipo, sino la pérdida de
viviendas que bajo tortura fueron ¨vendidas¨
a los represores.
Las
torturas en el domicilio fueron sistemáticas,
el interrogatorio comenzaba aquí antes de llegar
al C.C.D. y en presencia de los familiares.
El
operativo, la primera parte del calvario finalizaba
cuando era arrancada la víctima y trasladada
al C.C.D. Ya amenazados y maniatados se los ubicaba
en el piso del asiento posterior del vehículo
o bien en el baúl, así se sumaba pánico,
encierro y la sensación de la muerte próxima.
Lo que sí se intentaba es que el despliegue
fuera en la zona, y no se irradiara hacia otros lugares
del operativo, era una forma de conservar el anonimato
y de esta forma, el terror. Obviamente los diarios
nada decían al día siguiente.
El
tabicamiento carcelario fue otro de los elementos,
se privaba de la visión a las víctimas.
Los que eran secuestrados o ¨chupados¨ en
la jerga, eran vendados con cualquier elemento: trapos,
prendas de vestir, vendas, sábanas, toallas
y otros.
En el caso de los trabajadores desaparecidos de sus
lugares de trabajo, hay testimonios de cómo
fueron convocados por los patrones, jefes u otros
y entregados a las patotas que vestidos de civil introducían
a las víctimas en los ford falcon, u otros
como Renault 12, metidos a golpes, encapuchados y
golpeados con rumbo desconocido.
C.C.D.
CENTROS CLANDESTINOS DE DETENCIÓN
¨La
vida sin utopías es un largo trayecto hacia
la muerte¨
Esta
era la etapa decisiva en el proceso de desaparición.
Todo
se iniciaba con el número que se le ponía
al secuestrado y el calvario de la tortura. Todos
los secuestrados y aparecidos relatan sobre las sesiones
de tortura a que fueron sometidos. El horror es algo
impredecible en la mente humana, la noche, el terror,
el miedo, la nocturnidad, el despliegue, todo fue
utilizado para que esto fuera parte necesaria de llenar
de escarmiento a tantos seres humanos.
Por otro lado, el trato que recibían era atroz,
se los consideraba siervos, inútiles y molestos,
éramos cosas, sostienen las víctimas,
¨vos sos bosta¨. Desde que te ¨chupamos
no sos nada¨, ¨además ya nadie se acuerda
de vos¨. ¨No existís¨. ¨Si
alguien te buscara (que no te busca) ¿vos crees
que te iban a buscar aquí?¨´Nosotros
somos todo para vos¨. ¨La justicia somos nosotros¨.
¨Somos Dios¨.
En estos lugares vivieron y encontraron la desaparición,
en estos lugares fueron negados ante alguna autoridad
competente y ante la misma Comisión Interamericana
de Derechos Humanos de la OEA, que llegó en
1979.
Estos lugares, llamados Centros Clandestinos de Detención,
fueron concebidos antes, eran clandestinos para las
víctimas, los familiares y parte de la opinión
pública, tenían el objetivo de desestructurar
al ser humano en toda su integridad.
Tuvieron el aval y fueron sostenidos por los recursos
del Estado, el poder económico colaboró
para dichos centros y para el proceso de desapariciones,
desde estas altas esferas se utilizó el terror
y se implementó la política económica
de descuartizamiento del país.
Los medios de comunicación jugaron un rol,
los empresarios de la información tienen directa
responsabilidad sobre sucedido, hay más de
100 periodistas desaparecidos y asesinados, en estos
años se conocen muchos más a lo largo
de todo el país. Los empresarios apoyaron y
avalaron con sus silencios el golpe de estado y el
Terrorismo de Estado.
Vale
un ejemplo de las barbaridades que publicó
en su momento la revista Gente, que hoy sigue con
su línea editorial de mostrar farándula
y política:
¨Yo niego rotundamente que existan en la Argentina
campos de concentración o detenidos en establecimientos
militares más allá del tiempo indispensable
para indagar a una persona capturada en un procedimiento
y antes de pasar a un establecimiento carcelario¨
Jorge Rafael Videla, 22 de diciembre de 1977, revista
Gente.
¨No
hay detenidos políticos en la República
Argentina, excepto algunas personas que podrían
estar involucradas en las actas institucionales, que
están realmente detenidas por su labor política.
No hay detenidos por ser meramente políticos
o por no compartir las ideas que sustenta el Gobierno¨.
(Roberto Viola, 7 de septiembre de 1978).
Desde
las más altas esferas del gobierno militar
se intentaba presentar al mundo una situación
de máxima legalidad. Desconociendo todo límite
normativo - aun la excepcional legislación
de facto - la dictadura mantuvo una estructura clandestina
y paralela. Negada categóricamente al principio,
luego - ante la masa de evidencias, producto de denuncias
realizadas por familiares y testimonios de secuestrados
que recuperaron la libertad - debió ser admitida,
aunque con argumentos mendaces.
¨...La
Perla, ¿existió? Sí, era un lugar
de reunión de detenidos, no una cárcel
clandestina... los subversivos estaban ahí
más al resguardo de sus pares...¨ Luciano
Benjamín Menéndez, 15 de marzo de 1984
(Revista Gente).
Otra
gama de denuncias hablan de los altos mandos militares
presentes en los C.C.D. y que marcan una organización
determinada en este sentido. Si bien, sostiene el
informe de la Conadep, la mayoría de estos
establecimientos fueron adaptados a partir del golpe,
se puede constatar la existencia de estos centros
antes del golpe y esto está claro en la lista
de los desaparecidos de Villa Crespo.
En cuanto a los lugares fueron adaptados y otros fueron
las reparticiones ya existentes, en el largo listado
se pueden comprobar destacamentos, comisarías,
escuelas, hospitales y otros tantos que sirvieron
como C.C.D.
Las
condiciones sanitarias de los detenidos eran inexistentes,
la tortura fue sistemática y aberrante, el
traslado fue la culminación del horror.
A los que hacían aparecer en enfrentamientos
se les daba mejor alimentación y se higienizaban
unos días antes para no mostrar las terribles
secuelas de la tortura. Se profundizaron las enfermedades
y otros salieron con problemas permanentes. La alimentación
escasa y la tortura hicieron que los que lograron
salvar sus vidas terminaran con 20 o más kilos
de menos.
El
calvario fue total y quienes volvieron del horror
siguen teniendo pesadillas y recuerdos imborrables.
Los
C.C.D. donde fueron a parar los desparecidos de Villa
Crespo son los siguientes, estamos hablando de aquellos
que están en las declaraciones, constatadas
por los organismos de Derechos Humanos y que podemos
asegurar el paso de los mismos por estos lugares.
Por otros, no tenemos ningún tipo de registro,
por ahora.
El
Banco, tiene el número 5 en el informe de la
Conadep y todos los números están dados
en dicho informe, estaba ubicado en la Provincia de
Buenos Aires, cerca de la intersección de la
Autopista Ricchieri, camino al aeropuerto Internacional
de Ezeiza y el camino de cintura, Ruta Nacional Nº
4, en el conocido Puente 12, en instalaciones pertenecientes
a la policía de la Provincia de Buenos Aires.
I
Cuerpo de Ejercito. Este C.C.D. funcionó entre
fines de 1977 y mediados de 1978, en este lugar fue
visto Carlos Guillermo Suárez Mason y funcionaron
los Grupos de Tareas: GTI, GT2, GT3, GT4 y FTE y varias
fuerzas de Inteligencias de la Policía Federal.
ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada),
el número de dicho C.C.D. es el número
3, ubicado en la Capital Federal, Avenida del Libertador
al 8500, lindando con la escuela industrial Raggio,
de la Armada Argentina. En este C.C.D. se conocieron
los pasos de Astiz, Chamorro, Massera, Acosta y tantos
más. Funcionó el GT3, y fue indudablemente
un eje operativo de todo el Sistema Nacional de Represión.
La
Cacha, tiene el número 78, estaba ubicada en
la Provincia de Buenos Aires, en Lisandro Olmos. Antiguas
instalaciones de LS11 Radio Provincia, contiguas a
la Cárcel de Olmos, entre las calles 191, 47,
196 y 52.
El
Olimpo, lleva el número 1 y está en
la Capital Federal, en la calle Ramón Falcón
y Olivera. A una cuadra de Av. Rivadavia al 8800 en
el barrio de Floresta. A partir de 1996 destinado
como Centro de Verificación de automotores
de la Policía Federal. Este C.C.D. dependió
del I Cuerpo de Ejercito, comenzó su actividad
clandestina el 16 de agosto de 1978, fecha en que
numerosos prisioneros fueron derivados desde El Banco
hacia este campo.
Automotores
Orletti, lleva el número 196, y estaba ubicado
en la Capital Federal en la jurisdicción del
I Cuerpo de Ejercito, ubicado en la calle Venancio
Flores 3519/21, esquina Emilio Lamarca.
Tenía
un nivel de dependencia con las fuerzas armadas y
de seguridad. Asimismo, el Ejército Argentino
tenía conexión con el Ejército
Uruguayo. La Superintendencia de la Policía
Federal dirigía los interrogatorios. Era un
antiguo taller con un cartel al frente "Automotores
Orletti". Había una puerta grande con
cortina metálica de enrollar; a la izquierda,
puerta blindada con mirilla, se abría mecánicamente,
la consigna emitida por radio era "Operación
Sésamo".
En el caso del Pozo de Quilmes o Chupadero Malvinas,
tiene el número 44 y estaba en la Provincia
de Buenos Aires, en la ciudad de Quilmes, Alisson
Bell s/n esquina Garibaldi, en el centro de la ciudad
de Quilmes. Local de la Brigada de Investigaciones
y dependiente del I Cuerpo de Ejercito.
Quinta
o mansión de Seré, en su momento abandonada
y desde hace tres años es un Museo de la Memoria,
ubicada en calle Blas Parera 48, en el límite
entre Castelar e Ituzaingó, Partido de Morón,
provincia de Buenos Aires.
Descripción:
Casa antigua de dos plantas, rodeada de parque, en
las ochavas, puertas y ventanas altas, con celosías
siempre cerradas. En el primer piso, cocina con luz
natural, baño con bañera y varias habitaciones
más. Actualmente abandonada y semiderruida.
EL Vesubio número de C.C.D 243, ubicado en
avenida Ricchieri y Camino de Cintura, Partido de
La Matanza, provincia de Buenos Aires. Al N.E. del
cruce de ambas rutas, frente a la Agrupación
Güemes y a pocos metros del Escuadrón
de Caballería de la Policía de Buenos
Aires. Predio perteneciente al Servicio Penitenciario
de la Provincia de Buenos Aires, en cuyo casino de
oficiales se instaló la dirección del
C.C.D.
Club
Atlético lleva el número 50, ubicado
en Paseo Colón y Juan de Garay.
El primer nivel: Salón azulejado, puertas de
vidrio, un escritorio grande y otro pequeño;
en ellos se identificaba y asignaba un número
a cada detenido. Puertas de vidrio. Acceso disimulado
al subsuelo. En el mismo sin ventilación, ni
luz natural, la temperatura era entre 40 y 45 grados
en verano y mucho frío en invierno.
El
C.C.D. entre Tapiales y Morón lleva el número
339.
El
C.C.D. Regimiento 3 de Infantería de La Tablada
lleva el número 31. El indicado como responsable
de este C.C.D. es el general de Brigada del Ejército
Argentino, Federico Antonio Minicucci, imputado por
los legajos de Conadep 0877, 7169, 2263, 0677, 1310,
entre otros.
Como
última aclaración decir que la clasificación
utilizada por las Fuerzas Armadas fue de dos tipos
de C.C.D.
Lugar
de Detención de Detenidos (LRD). Centros donde
los detenidos eran mantenidos en general por períodos
considerables de tiempo hasta que se decidía
su destino definitivo.
Lugar
transitorio: (LT) El tiempo de detención era
- salvo excepción - corto. A estos lugares
el detenido llegaba inmediatamente después
del secuestro o, así se determinaba, en el
periodo previo a su liberación o a su puesta
a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.
Todos
los centros que hemos detallado son LRD.
A
MODO DE EPILOGO
¨La
Patria es un dolor que aún me sangra en las
espaldas¨
Alcira
Fidalgo, Desaparecida 4 de diciembre de 1977, vivió
en Villa Crespo.
No
se puede cerrar este trabajo, no hay terminación
cuando miles de hombres, mujeres, adolescentes, niños
están en situación de desaparecidos,
sus identidades han sido robadas, sus historias deben
ser buscadas.
No
puede haber un cierre de ninguna investigación
mientras exista la injusticia.
No hay cierre porque la que triunfó es la justicia
de los vencedores, como sostiene Roberto de Aguiar
(1) Quién vence necesita estructurar ciertos
mitos y oscurecer vestigios para poder ejercer, con
un grado de credibilidad, el control social, según
sus intereses".
No
hay cierre, porque aún rechinan en los oídos
de aquellos años, y de estas conmemoraciones,
el terror de los ford falcon verdes anunciando la
desaparición. No hay cierre cuando todos los
organismos de derechos humanos no han podido articular,
al unísono, una política de recuperación
de la vida y obra de los compañeros desaparecidos,
de sus luchas, y en esta realidad, aunque duela, las
mezquindades se han apropiado del tiempo de la memoria.
Por eso la presencia del olvido. Las figuras señeras
de aquellos compañeros han quedado en fotos,
sólo eso, nos siguen esperando, que seamos
capaces de encontrar verdad y justicia en la grandeza,
como la de ellos, que dieron lo más preciado
del ser humano: LA VIDA.
Hoy
algunos, muchos, cientos, juegan con homenajes mezquinos,
con enjuagues perversos, buscando réditos personales
y no piensan en cada grito desgarrador de cada uno
de ellos, que entregaron lo más precioso y
bello de un ser humano: LA VIDA.
No
puede haber un cierre a este trabajo, ni a ninguno
que avance sobre la historia de los desaparecidos,
y la conmemoración de quienes merecen justicia,
castigo y dignificación.
La
dictadura vino para golpear al Movimiento Obrero Argentino,
para desestructurarlo, descuartizarlo y desmembrarlo
como a Túpac Amaru. Utilizó la falacia
del peligro de la guerrilla para sembrar el terror
y chupar (jerga de los vencedores) a aquellos que
se reivindicaron y fueron los dirigentes de su clase
social, de sus anhelos y esperanzas. Por eso, las
patronales entregaron a los delegados obreros, brindando
toda información a los represores, donde la
burocracia sindical fue cómplice, ofreciendo
datos a las patronales y a las fuerzas represivas.
Las
fuerzas armadas argentinas deshonraron el mandato
sanmartiniano, y deberán entender que fueron
el brazo ejecutor de la represión y del genocidio.
Quedando totalmente expuestos, como también
miles de civiles pertenecientes al poder económico
del país: los Martínez de Hoz, los Klein,
Krieger Vasena, los Aleman, Alzogaray, Cavallo, más
los grupos económicos y las empresas monopólicas
de capital variado, todos fueron directos responsables,
los ideólogos de esta, la última dictadura
militar.
No
hay final, ni cierre, porque como afirmaba Rodolfo
Walsh desaparecido y asesinado, autor de Operación
Masacre, decía que había escrito ese
libro para que no se volviera a repetir jamás.
No
puede haber final para esta historia del país,
mientras los grandes medios de comunicación
continúen por el camino de las falacias y mentiras,
tergiversaciones en pos de un olvido irreconciliable.
Mientras
haya una voz, un pedazo de memoria colectiva, un intersticio
por donde colarse, ellos no tendrán la victoria
definitiva.
Mientras
tengamos una identidad que podamos rescatar entre
los jirones de nuestros dolores, habrá esperanzas.
Mientras
podamos ser capaces de no traicionar, no doblegarnos,
no entregarnos, seguirá triunfando la alegría.
Mientras
haya una sola voz que siga batallando y gritando fuertemente,
ellos no habrán vencido.
Este
debe ser nuestro compromiso.
NOTAS:
(1) Juan Carlos Cena, trabajo inédito Historia
de las Masacres…
(2) Qué es Justicia, Roberto Aguiar, Universidad
de Brasilia.
Bibliografía
consultada:
Informe Conadep
Grupo Fahrenheit
Periodistas desaparecidos - UTPBA
Memoria Debida, Jose Luis D´Andrea Mohr
Con vida los llevaron - Reynaldo Castro
Familiares de detenidos-desaparecidos
Asociación de Ex detenidos desaparecidos
Oficio de Aurora Alcira Hidalgo
20 años de lucha UEJN